Mi lugar favorito, Mi Ser Interior...
- Sonia Ortega B. Psicóloga Humanistaa Humanista
- 16 mar 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 17 mar
Si fuéramos conscientes del Amor y la divinidad que somos no buscaríamos las respuestas que necesitamos, el amor y la felicidad afuera de nosotros sino al interior de nuestro ser.
Al conectarnos con nuestra verdadera Esencia, lo que realmente somos podemos tener acceso a una conexión con la fuente de todo lo que existe llámese Dios, Divinidad o la consciencia universal y en ese punto podemos experimentar la plenitud y verdadera riqueza, paz y felicidad. De una forma que no es posible sin tener esta intima conexión.
Al decidir voluntariamente la practica de establecer un vinculo intimo permanente y a la vez cambiando nuestra vida de manera que nuestras acciones no dañen a otros ni a nosotros mismos y que por el contrario sean fuente de sabiduría, de altruismo y de bondad, estamos encaminados al logro de la paz y la felicidad genuina y duradera que todos deseamos.
Nosotros somos amor, cada ser es una chispa de la gran divinidad, tenemos poder y alegría de vivir en forma natural, paz interior y confianza, cuando niños espontáneamente podemos expresar estas emociones libremente, sin embargo esta espontaneidad se pierde cuando crecemos y nos vamos contaminando de la cultura, de los medios de comunicación que nos inundan con valores equivocados, con estímulos e información confusa de todo tipo en las diferentes instituciones educativas y el entorno en general, todo lo cual unido a que muchas de las veces los padres no ejercen una asesoría clara y satisfactoria en los hijos, bien porque ellos mismos carecen de criterios y valores claros o bien porque no cumplen con su rol en la familia o están ausentes, así en el tiempo se consolidan ideas tergiversadas de lo que realmente tiene valor en la vida y sobre todo de quienes somos, el amor y la divinidad que somos.
En ese orden de ideas, los conflictos y los retos diarios los resolvemos hacia afuera buscando solventar las angustias, el estrés, los temores, las ansiedades algunas veces enfocándonos en el trabajo, otras veces en vicios, placeres de toda índole que a veces convergen en adicciones o simplemente intentando adaptarnos lo mejor posible, pero las emociones y sentimientos siguen latentes ejerciendo control involuntario y consistente en nuestra estabilidad emocional y truncando el despliegue de todo nuestro potencial.
By Sonia Ortega. Psicóloga Humanista.

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